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Resumiendo, los virus se propagan por contagio, de unas personas a otras. En un aula, si un niño tiene uno de tantos virus como existen, es muy probable que el resto se contagien.
¿Cómo podemos evitar los contagios? Es muy importante el lavado de manos, la higiene correcta de la nariz y sobre todo evitar el contacto con una persona enferma hasta que no haya sanado. Aún teniendo todas estas precauciones los virus están al acecho pero si tenemos en cuenta esas tres cosas podremos evitarlos.
Había una vez un niño que se
enfermó. Tenía que estar todo el día en la cama sin poder moverse mucho.
Tenía fiebre, tos, muchos mocos y a veces le dolía un poco la tripa. Y
como estaba malito, no podía ir al colegio porque sino se podían
contagiar los otros niños.
Cuento de P.P. Sacristán
Estos dos cuentos también tienen como protagonista a uno de los compañeros inseparables de los resfriados, los moquitos.
CUENTO SOBRE UN NIÑO RESFRIADO
Como
los niños no podían acercarse a él, le daba mucha pena, y empezó a
dejar pasar los días tristes, mirando el cielo a través de la ventana.
El quería jugar con sus amigos, quería ir al colegio, pero su madre le
explicaba que debía quedarse en casa para curarse bien.
Pasó algún
tiempo, y cada día estaba un poquito más triste, hasta que un
día mirando por la ventana vió una extraña sombra fuera: era un
pingüino comiendo un bocata de chorizo, que entró a la habitación, le
dio las buenas tardes, y se fue. El niño quedó muy extrañado, y aún no
sabía qué habría sido aquello, cuando vio aparecer por la misma ventana
un mono en pañales inflando un globo.
Al
principio el niño se preguntaba qué sería aquello, pero al poco tiempo,
mientras seguían apareciendo personajes locos por aquella extraña
ventana, ya no podía dejar de reír, al ver un cerdo tocando
la pandereta, un elefante saltando en cama elástica, o un perro con
gafas que sólo hablaba de política …
Como
seguramente nadie le creería decidió que no se lo contaría a nadie,
aquellos personajes siguieron viniendo a visitarle todas las tardes y el
niño cada día estaba un poquito mejor y además más contento y en muy
poco tiempo la fiebre, los moquitos y la tos desaparecieron y
pudo volver al colegio. Allí se volvió a encontrar con todos sus amigos,
y les contó las cosas tan raras que había visto. Entonces, mientras
hablaba con su mejor amigo, vio asomar algo extraño de su mochila. Le
preguntó qué era, y su mejor amigo le dijo que no era nada.
Cuando su mejor amigo entró a clase dejó su mochila en el suelo y finalmente pudo ver el contenido de la mochila:
¡¡Allí estaban todos los disfraces que había utilizado su buen amigo para intentar alegrarle mientras estaba malito!!
Y desde entonces, el niño decidió que él tampoco dejaría que otros niños se sientan solos o tristes… ni siquiera un ratito.
Estos dos cuentos también tienen como protagonista a uno de los compañeros inseparables de los resfriados, los moquitos.
Otro mito que la medicina desmonta. Os dejo un enlace de un blog de una pediatra en el que se hace referencia a este tema. http://www.luciamipediatra.com/155/
Muy gracioso, me gusta.
ResponderEliminarGracias por compartir.
Un beso
De nada, Blanca!Un besico.
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